A continuación, reseñamos cuatro restaurantes o bares que permiten tener una imagen de cómo está cambiando la ruta de la cerveza barilochense, que tiene a "los kilómetros" -la avenida Bustillo, que bordea el Nahuel Huapi, y al Circuito Chico- como su vía principal. Abiertos todo el año, invitan a ponerlos en los planes de las próximas vacaciones o escapadas.

Berlina / KM 12

Berlina es uno de los nombres propios de la cerveza artesanal argentina. Y el crecimiento que llevó a que ese nombre se encuentre hoy en la fachada de múltiples locales en Bariloche, La Plata, Rosario Mendoza, Bahía Blanca y la Ciudad de Buenos Aires.

Pero, también, se traduce en una búsqueda por dotar a la cerveza de una gastronomía acorde. Su propuesta está centrada en las pizzas, pero pizzas que traducen las más modernas tendencias en la elaboración de panificados: desde el uso de masa madre hasta el levado y fermentación en frío durante 36 horas.

Por encima de esta exquisita masa, se utilizan productos locales: quesos ahumados, trucha, jamón de cordero, ciervo, hongos de pino, incluso está realizando ensayos con harinas patagónicas. 

La carta contempla elaboradas opciones como pizza de queso azul, provolone, calabaza a la leña, cebollino y melaza de mosto stout, o pizza con trucha curada, queso ahumado y pickles de pepino. Además, pueden ser a la piedra o media masa. 

El Mallín / KM 11.6

Para entender la propuesta de este restaurante cervecero que se encuentra a pasos de Berlina, sobre la Bustillo, viene bien explicar qué es un mallín. 

"Los mallines son los humedales patagónicos, que se forman con el agua de deshielo que baja de las montañas. Siempre han sido lugares muy valorados, a tal punto que quienes venían y se afincaban buscaban hacerlo alrededor de los mallines", cuenta Gonzalo Gaviña, chef de El Mallín, que señala que la idea fue reflejar la identidad y la historia de la región, tanto en la cocina como en decoración del restaurante, cuyas paredes exhiben desde antiguas raquetas para caminar en la nieve hasta fotos en blanco y negro de los clubes de esquí de Bariloche.

Cervezas: Wesley y Medioevo, más su American Pale Ale. Su contraparte gastronómica ofrece platos tradicionales de la región con un cuidado trabajo de los productos, en su enorme mayoría provenientes de productores locales, comenzando por el chucrut o en el cerdo, pasando por una trucha curada con sal, azúcar y especias. Y nunca faltan las carnes con su salsa criolla.

Microcervecería Patagonia / KM 24.7 Circuito Chico

En un marco paradisíaco, es imposible mencionar la cantidad de variedad de cervezas, aunque se destaca una IPA, apodada Vera, imperdible para el paladar exigente.

La carta incluye picadas para compartir, sándwiches y un reducido número de platos de impronta patagónica elaborado con ingredientes provenientes de productores locales: el original ceviche de trucha, las empanadas (fritas) de cordero, el mismo cordero pero asado o las croquetas de risotto con hongos. 

Kunstmann Bariloche / KM 7.8

Los tanques de acero inoxidables en un lado del salón permiten ir tentándose con la variedad de cervezas artesanales. No son pocos los que prefieren la barra.

La carta, por su parte, se encuentra en plena transición, de los platos tradicionales alemanes que la caracterizaron desde sus inicios -chucrut, salteados de salchichas alemanas- hacia una cocina más moderna, que incluya opciones más livianas -finger food de diversos tipos-, con opciones vegetarianas (hamburguesas, vegetales asados). Y, como afortunadamente es característico de la ruta, siempre está presente la trucha de los lagos del sur.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar